La potabilización es clave para asegurar que el consumo de agua no cause enfermedades. Sin ella, un sinfÃn de virus y bacterias podrÃan filtrarse y ocasionar problemas de salud en la población. Por ese motivo, es necesario contar con las herramientas y el personal capacitado para desarrollar las tareas en las plantas potabilizadoras para garantizar un servicio de calidad.
“Trabajamos con Hipoclorito de Sodio al 10 % de concentración, es decir más concentrado que el comercial porque buscamos un mayor rendimientoâ€, explica Iván Buczek, jefe de producción de la Sociedad Aguas del Tucumán, quien está a cargo de las entregas del producto en distintas agencias.
Consultado por la cantidad de NaCIO (fórmula quÃmica) necesario para efectuar el proceso de potabilización, agregó: “Depende de la cantidad de agua. Por ejemplo, en aguas subterráneas se utiliza menos cantidad y en aguas superficiales más porque están más expuestasâ€.
Uno de los términos más destacados al hablar de potabilización es el de cloro residual, que hace referencia a la cantidad de cloro que persiste residualmente para proteger el recurso hasta que llega al consumidor. Sobre este tema, Buczek destaca lo siguiente: “El agua potable debe tener 0,2 miligramos de cloro por litro, aproximadamente. Esto quiere decir que esa proporción continúa desinfectando el agua hasta que llega a las personas que van a consumirlaâ€.
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