Hablamos de una decisión polÃtica en la primera entrega, y es porque antes hubo varias gestiones para lograr el óptimo abastecimiento de agua potable a la población de San Miguel de Tucumán.
Aráoz logró negociar con la Nación un plan de inversión para impulsar obras hÃdricas, que sentaron las bases de un sistema que fue creciendo con el paso de los años.
El gobernador, médico de profesión, estuvo al frente del ejecutivo provincial entre 1856 y 1895, una etapa en la que el tema de la provisión de agua era parte fundamental de la agenda de Gobierno. Hacia fines de su gestión logró cerrar un acuerdo con Nación por un empréstito de 1 millón de pesos para la ejecución de obras hÃdricas.
El desarrollo del sistema era complejo, por lo que se contrató al ingeniero italiano César Cipolletti, un especialista en cuestiones hÃdricas, que se encontraba trabajando en la provincia de Mendoza. Su capacidad y experiencia fueron determinantes para la instalación de las primeras cañerÃas en Tucumán, algo que también supo realizar en las provincias cuyanas de San Juan y San Luis.
Desafortunadamente, Aráoz no pudo finalizar su gestión, pero eso no fue motivo para el cese de las obras. Sus sucesores, Lucas Córdoba y Próspero Mena tomaron la posta e impulsaron la ejecución de obras para servir de agua potable a unos 43 mil habitantes, a través de una red de cañerÃas de 34 kilómetros, aproximadamente.
Continuará…